En uno de mis innumerables paseos por Playa Escondida en María Chiquita, Colón, Panamá, fui encontrándome con palitos de infinitas formas que en mi mente se iban transformando en colores que bailaban y que me recordaba la idiosincrasia de la cultura Congo de Portobello de la ciudad de Panamá. Estas piezas se convertían en personajes danzantes y espejos donde mirar tu interior lleno de alegría y buen humor. La fotógrafa Sandra Eleta al verlas por primera vez exclamó…»SPECHLESS».