El color. ¿Qué sería la pintura de Damaris sin esos colores tan luminosos, con esos tonos tan fuertes, esos cuadros llenos de sensualidad? Personas, animales, frutas, verduras, raíces, componen un mundo fantástico, sensual, un universo ciertamente femenino cargado de simbolismos e imágenes plagadas de exotismo, sensualidad, exuberancia y colorido que algunos han querido ver con anterioridad en Frida Kahlo pero, como dice ella “¿y dónde podía haber visto yo antes a Frida Kahlo?”

Decía Kandinsky que el color es un medio para ejercer una influencia sobre el alma y el artista la mano que hace vibrar adecuadamente el alma humana. Damaris es el ejemplo. Mujer independiente, fuerte y llena de vitalidad, pintar plantas selváticas, cactus, Sandías, es el reflejo de su personalidad, de su temperamento, resultado de sus sentimientos, algo muy subjetivo que trasciende su mundo interior y que refleja sus orígenes, una obra que guarda evidentes concomitancias con la estética fauvista de colores vivos y encendidos.

Miremos los cuadros de Damaris. Su control de la técnica sobre la tabla, la gama de colores de su paleta y la utilización de los distintos elementos que usa en su obra confieren al realismo de su pintura una fuerza emotiva de gran expresividad, un cromatismo exaltado. Disfrutemos con ellos. Merece la pena.

José Antonio Arahuetes de Benito